miércoles, 22 de abril de 2015

Afrontar el mobbing



Hola a todos, amigos y compañeros de Detective. Hoy diseccionaremos un tema que a más de uno le habrá dado insufribles dolores de cabeza, inenarrables momentos oscuros y, en el peor de los casos, ganas de dimitir de la vida.

El mobbing es una práctica habitual en centros de trabajo, donde si uno no sabe defenderse, puede padecer graves consecuencias psicológicas. Aunque en el ámbito escolar también existe, se llama buying, e implica (muchas veces) violencia física. Partamos de la base que tanto el mobbing como el buying tienen características comunes; por eso trataremos este tema como un dos en uno.

¿Qué sabemos de los hostigadores? La mayoría de ellos provienen de familias disfuncionales, que los acompleja y los asedia, haciéndoles sentir tan inferiores, que dispararán ese rencor acumulado contra aquel que consideren más débil, y contra quienes puedan hacerle sentir superior, agrediendo a su confianza y destruyendo su vida psíquica. Aunque comparten rasgos psicopáticos, frecuentemente tienen una cadena de complejos de inferioridad o superioridad, o conductas paranoides o excéntricas, que no cabrían en la mente de las personas comunes.

Opuestamente, las víctimas suelen tener una ética superior, son independientes, con iniciativa, y empáticas; justo lo contrario que sus acosadores.



Las consecuencias para los hostigados son bien variadas: insomnio, depresión, ansiedad, inseguridad, culpabilidad, desvaloración, estrés, baja laboral, absentismo escolar, y una larga lista que implica que la víctima abandone voluntaria o forzosamente su lugar de trabajo.

Sabiendo todo eso, ¿qué podemos hacer si tenemos la fortuna en nuestra contra, y nos topamos con este tipo de individuos? Preste atención y tome nota, no se salte ni una coma de las próximas líneas, porque sé que le van a ayudar mucho. Es esencial y necesario que no tenga miedo: el miedo paraliza la mente y la deja blanco. ¡Reaccione! Defiéndase. Cuando algo no le guste, hágalo saber desde el primer momento, y envíe al sujeto al lugar que merece.

PREVENCIÓN E INTERVENCIÓN

1.   Identifique el problema, y evite la agresividad.
2.   Desvíe el resentimiento y controle sus emociones.
3.   Sea asertivo con las críticas y calumnias.
4.   Haga frente al hostigador, y proteja sus documentos.
5.   No se aísle, y no se sienta culpable.
6.   No trate de convencer a su acosador.
7.   Asesórese legalmente y psicológicamente.
8.   Use el buen humor, y llore si lo necesita.
9.   Perdone al acosador, pero defiéndase de él siempre que le ataque.

Si la prevención se quebró, saque su segundo escudo: y no se retrase en intervenir.

Entre las estrategias más efectivas, sea imprevisible para no caer en trampas y manipulaciones; hable con el hostigador delante de testigos; y si es capaz de dejar a un lado la ética, fotografíe o videograbe sus ataques y compártalos con sus compañeros, ni lo dude. Y si lo merece, difúndalo entre los directivos u otras empresas, y no tenga recelo en soltarlo en las redes sociales, citando su nombre y su fechoría, y todos los datos que sean necesarios, porque todo ello tendrá la contundencia de un martillazo en el diafragma para nuestro acosador, y se lo pensará dos veces antes de cargar contra nosotros u otros que estén en su victimario. Aconsejo que este último párrafo lo usen cuando no haya más remedio, cuando sea él o usted, cuando ni las denuncias, ni las quejas funcionen.

La vida es demasiado bella y corta para que aparezca un cretino acomplejado y te la complique. Y aunque él tenga ese problema, no trate de ayudarle; defiéndase con su caja de herramientas compuesta de neuronas; la mayoría de las veces no le recordarán por lo que dijo, pero jamás borrarán de sus recuerdos por como hizo sentir a los demás.

Deseo que este post le haya gustado leerlo, tanto como a mí me ha gustado hacerlo. Si te ha gustado este post, agrégame a mis redes sociales. Te escribió Dave Fear, y te deseo buenas tardes.




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